Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala)
Los machos poseen la cabeza negra en contraste con el color blanco de la garganta y parte inferior de los carrillos. La espalda y dorso de las alas tiene un tono gris pizarra o ceniza oscuro con un ligero tinte pardusco. El pecho y el vientre son blancos, aunque a veces el pecho puede presentar un ligero tinte rosado. La cola es muy oscura, casi negra y destacando mucho el blanco de la pareja exterior de rectrices. El pico negro con la base de la mandíbula inferior más clara y los tarsos en los pies de color carne. Las hembras tienen un plumaje mucho más apagado. Su hábitat son las zonas con árboles (olivares, naranjales, encinares), con matorrales y arbustos y los campos baldíos. Principalmente se alimenta de insectos pequeños moluscos y en invierno de frutos. Su matraqueante alarma llama poderosamente la atención. Al acercarnos, sale un momento al descubierto, nos mira atentamente desde lo alto de una rama y casi sin darnos tiempo a observarla, se vuelve a meter en el fondo del arbusto o vuela como a sacudidas hacia otro próximo. Es un pájaro de hábitos reservados al que cuesta trabajo ver. Tanto el macho como la hembra hacen el nido con ramitas y hierbas secas, bien oculto en el fondo de un matorral, arbusto, mata de hierba, etc., a una altura que oscila entre los 25 y 90 cm. Pone de 3 a 4 huevos, verdosos bastante claro, con alguna mancha gris pardo; la incubación por ambos padres, dura unos 14 días.